lunes, 29 de noviembre de 2010

Ejercicio refranero

La pasada semana estuve trabajando en Facebook un pequeño "ejercicio" de tomar como base algún refrán/dicho/frase popular y darle un pequeño giro hacia lo "poético"... El resultado fue interesante... lo compilo acá, para que esté todo junto, para quien no lo haya seguido o no se haya enterado.


Según yo está muy fácil ver de que refrán deriva cada una, pero por si acaso, lo ponemos.


Saludos!





Te di mi poco de músico y poeta. Ahora sólo me queda lo loco... (De músico, poeta y loco, todo mundo tiene un poco)

He madrugado mucho, pensando que así amanecerías en mi. Que decepción. (No por mucho madrugar amanece más temprano)

Te digo que presumo acerca de tu vida, tu ser y tus ventajas. Dime si es por ello que carezco de ti. (Dime de qué presumes y te diré de qué careces)

No estoy solo, me mal-acompaña tu ausencia. Más valdría estar solo. (Más vale solo que mal acompañado)

Cuando mis ojos no te ven, es cuando más siente mi corazón (los viejos se equivocaron). (Ojos que no ven, corazón que no siente)

Tu parvada voló en ciento y disfruté la vista. Volteé, y mi mano estaba vacía. Mala decisión. (Más vale pájaro en mano que ciento volando)

No se que me hizo caer, si lo que digo o esta pierna torpe. Le apuesto a la primera. (Más pronto cae un hablador que un cojo)

jueves, 25 de noviembre de 2010

Hay dolor y existe la paz

Estoy preparando un pequeño ejercicio interesante en Facebook, pero no quedará listo sino hasta el próximo sábado, así que, mientras, les dejo este cover que tenía en borrador desde hace un montón.



Hay dolor, te lo adelanto, y existe la paz, que es tan tangible como peligrosa.

Somos más que la pura intención de unirnos. Somos resultado de días, meses, horas, minutos de certezas entretejidas por la dinámica y el azar.

Somos tiempo, materia, espacio, magnetismo, credo, error, capricho, vuelo, caída, impulso y retroceso.

Somos todo, y más que eso, somos nada.

Locura, víctima y verdugo.

Palabras, quejidos, gritos, maullidos. Y a veces somos dos sintiéndonos uno, y hay maravilla de espalda a la mierda, como pueden ser varios los ceros a tu izquierda.

Te lo adelanto, y te lo puedo asegurar, hay dolor y existe la paz.

Jaime Ades

jueves, 18 de noviembre de 2010

Tu rostro, una fotografía, una sonrisa

Como si fuera por instinto, mis ojos te buscan de manera constante, casi rítmica. Recorro una larga lista de rostros buscando el tuyo, ese que siempre tiene una sonrisa, tal vez por ser fotografía, tal vez por ser tu esencia, o tal vez porque me gusta imaginarte sonriendo, sonriéndome, a punto ya del besar, ese beso que nunca llega; se atora entre las redes de comunicación (que son, en la mayoría de los casos, las más enmarañadas y pegajosas de entre una gran variedad de redes) y se queda inconcluso, vano, solo… pero nunca olvidado.

Recorro del antier al después, buscando, pensando, siempre con tu idea en la mente, con las ganas de ser, queriendo salirme de mi, deshabitarme, dejar un cuerpo vacío, como molde de cartón dejado de lado, ir contigo, visitarte, recorrerte, acompañarte, ver y analizar a los que te acompañan, aprenderlos, analizarlos; convertirme en idea terca y convencerte de que entres por los ojos de ese molde que quedó vacío, y te veas a través de mis ojos (o donde deberían estar mis ojos) y te des cuenta de lo sencillo que es ser atraído por tu vida, por tu sencillez, en fin, por ti, quizás así pueda sacudirme la culpa.

Y es que soy quien llega tarde, soy aquel que se queda esperando a que abran la puerta, una puerta a la que después llaman y abren, y cuando soy yo el que llama, el anfitrión está apurando la copa de vino para servir la taza de café y la sobremesa, acompañada siempre de las flores que yo envié desde días atrás. Quizás es un defecto cronológico, he pensado que es parte de quien soy, sin embargo, en momentos como ahora, lo único que puedo hacer es arremeter contra el calendario, romperlo a golpe de palabra, destrozar los espacios que delimita, como burlándose, esperando que así deje de correr el tiempo. Pero cuando volteo alrededor me doy cuenta de que en esta guerra sin cuartel en contra de Cronos, arrasé con todo. Estoy solo y a oscuras, apenas puedo levantar un brazo para, a tientas, con miedo, como si fuera por instinto, buscarte, entre una larga lista de rostros, esperando encontrar la fotografía de tu sonrisa.
poet@ enRED@do 18/nov/2010